Romería

Romería a la ermita de Maristela

Esporles
Parroquia de Esporles
Los participantes suben a pie desde Esporles (198m) hasta la ermita de Maristel·la (570m) en unos 45 minutos de trayecto. En el descenso, se pasa por el monumento al Corazón de Jesús, antes de llegar a la villa.
Misa, aperitivo y juego de cucañas. Paella popular para comer y, después, salve a la Virgen de Maristela (‘estrella del mar’). El atardecer anterior, el Corazón de Jesús queda iluminado y visible desde el pueblo.
La ermita fue construida por los carmelitas descalzos en 1890 gracias a una herencia que, dos años antes, habían recibido de la señora de Son Ferrà, Margalida Rosselló i Ferrà, quien les legó una parte del bosque. En los primeros años, la ermita fue conocida como del Carmel y fue habitada por ermitaños hasta 1926, fecha en la que la propiedad pasó a manos de la parroquia de Esporles. Es una construcción austera, que llama la atención desde lejos por su color blanco en medio del encinar. Consta de una capilla y estancias para albergar a los peregrinos.
– Monumento al Corazón de Jesús, bien visible desde el pueblo de Esporles. Fue inaugurado en 1940 y representa a Cristo con los brazos abiertos sobre la villa en señal de protección. Esta figura de grandes dimensiones fue encargada al escultor Bartomeu Amorós por el rector de Esporles Mateu Tugores Maimó.
– Fita del Ram (833m). Cumbre con fácil acceso desde la ermita y que constituye un bello mirador de la comarca.

Gozos a Nuestra Señora del Carmen

Poema de Mn. Miquel Costa i Llobera (1854-1922)

 

Cuando vuestra gloria, oh Reina!, clareaba

en sublime horizonte de profecías,

ya vuestra imagen contemplaba Elías

encima del áspero Carmel y el mar azul.

 

Sobre las olas y la costa brava,

del mar entre las hondas armonías,

más luminosa hoy que en aquellos días,

vuestra imagen bellamente se graba.

 

¡Virgen del Carmen!, bien podéis estar

aquí, donde el esfuerzo de un alma agradecida

humilde os ofrece nuevo santuario.

 

Pagadla Vos con un tesoro sin medida…

y extended desde aquí el escapulario

al náufrago del mar… ¡y al de la vida!